Fuentes teóricas:
¿Qué es?
La Intervención Psicosocial es el ámbito aplicado de la Psicología Social que pretende buscar el bienestar de los individuos a través del cambio social (Blanco y Varela, 2007).
Esta disciplina busca incrementar el bienestar individual y colectivo a través del desarrollo psicológico de las personas y de sus vinculaciones con el entorno social, actuando sobre (familia, amigos, asociaciones, etc.) y su objetivo inmediato es conseguir una mejor combinación entre la dirección y la participación de los individuos en dichas redes sociales, favoreciendo el cambio cognitivo, social y afectivo del grupo (San Juan, 1996).
La Intervención Psicosocial no se puede conformar con la reducción del mal y de la enfermedad (teniendo en cuenta la salud como ausencia de enfermedad), sino que tiene que ser capaz de crear condiciones personales y sociales que favorezcan el bienestar.
Orígenes:
En su comienzo, la Intervención Psicosocial estuvo ligada a la Psicología Clínica, el Psicoanálisis, la Psicología Cognitiva y la Modificación de Conducta. Pero se ha ido desplazando el interés del individuo a contextos sociales más amplios como pueden ser la familia, la escuela, la vecindad, las organizaciones, las instituciones, las estructuras sociales, las económicas y las políticas (San Juan, 1996).
Para actuar sobre las redes sociales y su dinámica no es suficiente solo con las técnicas psicológicas, por lo que hay que recurrir a medidas ecológicas, sociológicas, económicas y políticas. De este modo, la Intervención Psicosocial es un tipo de intervención de carácter interdisciplinar necesitando colaboración por parte de los políticos y técnicos de otras especialidades (San Juan, 1996).
Se enfoca en lograr el bienestar de las personas, el cual está formado por tres dimensiones diferentes:
Bienestar subjetivo: Es un balance global que uno hace de las satisfacciones e insatisfacciones que le ha dado la vida, de los afectos positivos y negativos que le han acompañado a lo largo de su vida.
Bienestar psicológico: propuesto por Ryff (relacionado con la teoría de la motivación de Maslow y la del funcionamiento pleno de Rogers) sostiene que la satisfacción y la autoestima reside en las metas y objetivos que el individuo se plantea y trata de conseguir.
Bienestar social: posiciona al sujeto dentro de un contexto socio-histórico inserto dentro de una red de relaciones interpersonales e intergrupales cuyas experiencias vitales no son ajenas a los acontecimientos del mundo que lo rodea.
Componentes de su estructura, de acuerdo con los modelos teóricos que estamos manejando, y eso nos sitúa directamente dentro de los marcos de la intervención:

Metodologías:
Se encuentra centrado en grupos/comunidades/sociedades.
Se emplea la metodología dependiendo el enfoque y el objetivo que se quiera lograr.
Se empieza con un diagnóstico previo, es decir, tener claro lo que se quiere lograr, seguido a eso se buscan las herramientas necesarias para obtener la información y una vez detectado la problemática se ponen en marcha estrategias o rutas que busquen solucionar dicha problemática haciendo énfasis en lo psicosocial. Esto busca hacer que la comunidad se integre y sea partícipe, haciéndola actora social tanto del problema como de las estrategias planteadas para la solución.
Dentro de este marco es importante destacar que aquí la comunidad y todas las personas que la hagan parte son un eje fundamental para la toma de decisiones en conjunto.
Herramientas:
Entrevistas: Las entrevistas clínicas y estructuradas son una herramienta fundamental en la evaluación psicosocial. Los profesionales se reúnen con el individuo o grupo para recopilar información sobre su historia, circunstancias actuales, síntomas, emociones y experiencias. Las entrevistas pueden ser abiertas o estructuradas, según la necesidad.
Cuestionarios y escalas: Se utilizan cuestionarios y escalas estandarizadas para evaluar diferentes aspectos, como la salud mental, la calidad de vida, la funcionalidad, el bienestar emocional y las habilidades sociales. Ejemplos de cuestionarios incluyen el Inventario de Depresión de Beck, el Cuestionario de Salud SF-36, y la Escala de Evaluación de la Discapacidad de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Observación: La observación directa de comportamientos y dinámicas sociales en un entorno natural o clínico es una técnica importante. Los profesionales pueden observar la interacción de una persona en su entorno cotidiano para comprender mejor su funcionamiento social y emocional.
Evaluación psicométrica: En algunos casos, se realizan pruebas psicométricas específicas para evaluar la cognición, la personalidad o las habilidades emocionales. Estas pruebas pueden incluir evaluaciones de inteligencia, pruebas de personalidad como el MMPI-2 (Inventario Multifásico de Personalidad de Minnesota) o pruebas de habilidades sociales.
Historia clínica: La revisión de la historia médica y clínica del individuo es esencial para comprender su contexto y antecedentes de salud mental.
Registros y documentos: La revisión de registros médicos, registros escolares, informes laborales y otros documentos relevantes puede proporcionar información adicional para la evaluación psicosocial.
Evaluación de redes de apoyo: La evaluación de las redes de apoyo social y familiar del individuo es importante para comprender sus recursos y relaciones sociales.
Evaluación de riesgos y fortalezas: Se busca identificar los factores de riesgo y las fortalezas del individuo o grupo, lo que puede ser esencial para el desarrollo de un plan de intervención adecuado.
Ejemplo Real:
Implementación de un programa de prevención de drogas
El consumo de sustancias adictivas constituye uno de los problemas sociales más preocupantes en el mundo actual. Preocupa, y mucho, que los jóvenes asocien sistemáticamente «diversión» con consumo de alguna sustancia, estableciendo pautas de conducta insanas. Por ello se ha seleccionado a escolares de entre 11-14 años para participar en un programa de prevención de drogas.
La intervención que presentamos se desarrolla íntegramente en la ciudad de Ibi (Alicante) con la colaboración y participación de todos los centros públicos de enseñanza. Se tuvieron contactos previos para explicar puntualmente el desarrollo de los trabajos a realizar tanto a los claustros de profesores como a todos los colectivos relacionados directa o indirectamente con el proyecto (Ayuntamiento, asociaciones, Asociación de Madres y Padres de Alumnos —AMPAs—, comerciantes, industriales...). Paralelamente, se elaboró el calendario para la aplicación de cuestionarios que nos permitieran llevar acabo la evaluación completa de la intervención con ayuda de los siguientes instrumentos (véase apéndice instrumental):
• Cuestionario de datos sociofamiliares (García-Rodríguez et al., 1999).
• Cuestionario de información (García-Rodríguez et al., 1999).
• Escalas de actitudes (García-Rodríguez y López, 2001).
• Cuestionario de consumo (García-Rodríguez y López, 1994).
OBJETIVOS
Objetivo general:
Objetivos específicos:
Evaluar la eficacia de las técnicas psicosociales aplicadas en la intervención, buscando el aumento de las actitudes a favor del mantenimiento de la salud en relación con el tabaco, el alcohol y otras drogas.
PROCEDIMIENTO
Se procedió a seleccionar una muestra perteneciente a una población que tuviera una motivación previa en materia de prevención de drogodependencias. Se pensó, asimismo,
en un tipo de comunidad relativamente pequeña en la que resultara fácil acceder a la población escolar pública en el rango de edad seleccionado: 11-14 años.
La ciudad de Ibi (Alicante) cuenta con ambas características: con colegios públicos interesados en desarrollar actividades preventivas y una población de unos 25.000 habitantes con varios colegios públicos.
En primer lugar, se mantuvieron reuniones con los responsables políticos de la ciudad para presentar el proyecto de intervención. Posteriormente se hizo lo propio con los responsables de los centros escolares para que informaran a sus respectivos claustros. Más adelante se mantuvieron reuniones con los padres de los alumnos seleccionados con el fin de que estuvieran informados en todo momento de las actividades a ejecutar y obtener el «consentimiento informado», dado que estamos hablando de menores de edad.
FASE 1:
Una vez conseguidos los pertinentes permisos e informados los distintos responsables, se asignaron los horarios de intervención en los diferentes cursos. Para conseguir que la motivación de los alumnos fuera lo más alta posible se les informó que se iba a iniciar un estudio sobre drogas, pidiéndoles su participación, tanto en la cumplimentación de cuestionarios como en las posteriores actividades que se llevarán a cabo. Asimismo, se les indicó que su cooperación era totalmente voluntaria y que sus respuestas a los cuestionarios, escalas, intervenciones en debates, etc., serían anónimas. La participación fue del cien por cien de los estudiantes.
FASE 2:
Se estructura en un total de ocho sesiones para cada uno de los cursos, y cada sesión cuenta con una primera parte de información sobre sustancias y con unos puntos orientados a alcanzar los objetivos, y una segunda parte de aplicación de las técnicas. Se concluye cada sesión con un debate abierto en el que se termina por cubrir el objetivo marcado. El desarrollo de cada una de las sesiones es de aproximadamente una hora de duración.
• Técnicas persuasivas de recurso al miedo.
• Técnicas de «role playing» en vídeo y en vivo.
• Resolución de problemas.
FASE 3:
Se dejó transcurrir un año y medio aproximadamente y se procedió a la aplicación de los instrumentos de medida a todos los cursos con el fin de poder realizar una evaluación completa antes-después-seguimiento.
CONCLUSIONES DE LA INTERVENCIÓN
La prevención de la drogodependencia constituye uno de los ejes del bienestar, objetivo sobre el que venimos instalando todo el edificio de la intervención psicosocial, Pero es necesario ser conscientes de que esta tarea pasa por una gran cantidad de variables que influyen en su desarrollo y eficacia final, y que por ello es necesario ir «aislando» componentes de la misma y, de alguna manera, conseguir conocer su eficacia y «potencialidad» dentro de un desarrollo programático preventivo posterior.
Podemos concluir que para mejorar la información podemos emplear cualquiera de las técnicas descritas. La más poderosa como impacto inmediato es recurso al miedo. Las más estables y consistentes en el tiempo en cuanto a la calidad de la información son las técnicas de role-playing en vídeo y en vivo y en las de resolución de problemas. Para que las actitudes sean favorables al mantenimiento de la salud, tendríamos que emplear las técnicas de role-playing en vídeo y en vivo, aunque sabemos que son menos potentes en el caso del alcohol.
Referencias:
Blanco, A. y Valera, S. (2007). Los fundamentos de la intervención psicosocial. En Amalio Blanco y Jesús Rodríguez-Marín (Eds.), Intervención Psicosocial (pp. 3-44). Madrid: Pearson Educación.
San Juan, C. (1996) Intervención Psicosocial. Barcelona: Anthropos; Santa Fe de Bogotá: Uniandes.